Las pruebas de alergia, también conocidas como “pruebas cutáneas o de sangre”, son un método para determinar a qué sustancias una persona es alérgica. Las pruebas de alergia en la piel son la forma más común, fiable y menos dolorosas. Durante estas pruebas, se ponen sobre la piel del antebrazo gotas intradérmicas de cada uno de los alérgenos a los cuales se sospecha se puede ser alérgico; en algunas ocasiones se utiliza una aguja muy pequeña para introducir el extracto alergénico directamente dentro de la piel. Se cronometra 10 minutos y si hay reacciones tales como picazón en la piel, enrojecimiento, inflamación o aparecen ronchas, entonces se determina el nivel de alergia con una escala de 0 – 4.
Las pruebas de sangre se utilizan generalmente cuando las pruebas cutáneas pueden ser inseguras o no van a funcionar, por ejemplo, si usted está tomando ciertos medicamentos o tiene una condición de la piel que pueda interferir con las pruebas cutáneas. Existen ciertas pruebas para alergias que la Academia Americana de Alergia, Asma e Inmunología (AAAAI) considera no son útiles ni eficaces. Estas pruebas son realizadas por personas que no son alergistas y se llaman a sí mismos profesionales de la salud, pero carecen de la capacitación formal y certificación nacional en el campo de la alergia y la inmunología.